La evaluación puede definirse como el examen sistemático y objetivo de la acción humanitaria para determinar el valor o la importancia de una actividad, una política o un programa. Su objetivo es extraer lecciones para mejorar la política y la práctica y mejorar la rendición de cuentas. Los criterios clave para la evaluación son los siguientes: Relevancia: pregunta si el programa está haciendo lo correcto, p. ej. ¿el programa de promoción de la higiene (HP) cubre las necesidades según el contexto? ¿El programa se dirige a las personas adecuadas en términos de áreas geográficas y vulnerabilidades a los riesgos para la salud relacionados con WASH? Eficacia: analiza si el programa ha alcanzado sus objetivos y los resultados previstos y analiza los factores que influyen en el logro de esos objetivos, p. ej., ¿el programa de HP ha alcanzado sus objetivos de comportamiento para aumentar el hábito de lavarse las manos con jabón en momentos críticos? ¿En qué medida se pueden atribuir estos cambios al programa? Si no se lograron los resultados esperados, ¿por qué no? Eficiencia: mide los resultados cuantitativos y cualitativos en relación con los insumos, p. ej., ¿qué tan eficiente es el método de distribución de artículos de higiene? ¿Este método hace el mejor uso de los recursos disponibles? ¿Había opciones alternativas para mejorar el acceso a los artículos de higiene? Impacto: analiza si hubo cambios significativos o duraderos como resultado del programa y si fueron intencionales o no, positivos o negativos, p. ej., ¿se ha alcanzado la meta del programa? ¿Ha habido cambios en la salud pública? ¿El programa ha marcado una diferencia real para la población afectada? Sostenibilidad: evalúa la medida en que los beneficios netos de la intervención continuarán o es probable que continúen, p. ej., ¿se ha apoyado a las personas para que continúen usando, manteniendo y reparando las instalaciones de agua? ¿Qué comportamientos han cambiado como resultado de la intervención y qué probabilidades hay de que estos cambios duren? ¿Se ha fortalecido la capacidad local? Coherencia: considera qué tan bien la intervención se ajusta a los planes nacionales existentes y las prioridades locales, p. ej., ¿el programa se alinea con las políticas gubernamentales, como los sistemas de extensión comunitaria del Ministerio de Salud? Existen numerosas razones para llevar a cabo evaluaciones, entre ellas, revisar innovaciones, obtener evidencia, demostrar éxito o desafíos como parte de un proceso de aprendizaje M.6, evaluar la relación precio-calidad y rendir cuentas M.4 a las partes interesadas clave, como los donantes y, en especial, a la población afectada. Existen diferentes tipos de evaluaciones en función de los objetivos. Algunas evaluaciones se llevan a cabo al final del programa o después y tienen como objetivo proporcionar rendición de cuentas M.4 e influir en las políticas y prácticas futuras. Se llevan a cabo evaluaciones en tiempo real durante el programa, son interactivas e involucran a múltiples partes interesadas; el evaluador actúa como facilitador para generar una descripción general del programa y brindar comentarios inmediatamente para que se puedan abordar los problemas durante la respuesta. Todos los tipos de evaluación pueden ser externos e independientes o se pueden llevar a cabo por una agencia con el apoyo de un evaluador externo o por miembros del personal. Puede ser apropiado llevar a cabo evaluaciones conjuntas en colaboración con otro personal del programa, socios y otras organizaciones (p. ej., dentro del grupo temático de WASH) para minimizar la duplicación de recursos P.9. Algunas evaluaciones tienen un fuerte enfoque en la rendición de cuentas a la población afectada (M.4 y F.23), empoderándolas para que desempeñen un papel clave en la realización y contribución al proceso a fin de fortalecer la responsabilidad del programa y garantizar que estén en posición de hacer uso de los hallazgos M.5. Los estándares nacionales existentes, los estándares de Esfera, la Norma Humanitaria Esencial y el Código de Conducta pueden usarse como referencias para evaluar la calidad del programa junto con los objetivos e indicadores del programa.
Elaborar un presupuesto para una evaluación en el programa de HP. Calcular costos como los de evaluadores, intérpretes, logística (p. ej., transporte y alojamiento) y difusión (p. ej., impresión, reuniones comunitarias y talleres).
Aclarar el propósito de la evaluación, el tipo de información necesaria y desarrollar Términos de Referencia con una línea de tiempo y presupuesto.
Establecer una línea de referencia formal al comienzo del programa para identificar brechas en los datos y la comprensión y para que sirva como comparación al final del proyecto. Las líneas de referencia también pueden alimentar una evaluación más amplia del programa.
Desarrollar un marco lógico (A.9 y T.25) con indicadores para permitir una evaluación de los insumos (recursos utilizados), actividades (lo que se hizo), productos (lo que se entregó), resultados (lo que se logró) e impacto (cambios a largo plazo).
Unir los métodos de evaluación con los requisitos de la evaluación y ser accesible e inclusivo con respecto los grupos marginados. Los ejemplos incluyen: Entrevistas con Informantes Clave T.23, Observación T.28 y Recorridos Transectoriales T.52, Votación con Tarjetas y Fichas T.31, Encuestas Basadas en Cuestionarios (T.24 y A.8) y Mapeo Comunitario T.7.
Desarrollar indicadores desagregados por edad, género y discapacidad. Dependiendo de los objetivos del programa, es probable que incluyan lo siguiente:
Recopilar datos cualitativos y cuantitativos A.4 de diferentes fuentes (triangulación), analizarlos usando métodos apropiados y reunir los hallazgos en un informe.
Evitar las dificultades comunes de las evaluaciones, que incluyen:
Examinar lo que logró el proyecto, si logró su objetivo declarado y qué cambios ocurrieron como resultado de la intervención para rendir cuentas a las partes interesadas y aprender lecciones para mejorar la programación posterior
Una evaluación analiza los cambios generales que se pueden atribuir a un programa de WASH y analiza los resultados logrados, la relevancia, la eficiencia y el impacto más amplio en la vida de las personas.
Las evaluaciones pueden producir recomendaciones para mejorar el programa (incluso el fortalecimiento de la capacidad, si es necesario) y capturar el aprendizaje para informar las políticas y prácticas futuras.
Las evaluaciones son un aspecto importante de la Rendición de Cuentas M.4 y compartir y utilizar los hallazgos de la evaluación fomenta la transparencia y el aprendizaje (M.6, M.7, M.8) en el sector.
Las evaluaciones deben planificarse con cuidado y ser tan sistemáticas y objetivas como sea posible.
Al igual que con cualquier recopilación de datos, se debe proteger la seguridad de los participantes y los recolectores de datos, por ejemplo, garantizar que los datos sean anónimos, recopilar datos de forma remota o tomar medidas de protección durante epidemias como COVID-19 (p. ej., mantener el distanciamiento físico, entrevistas al aire libre o el uso de mascarillas).
Un marco de monitoreo y evaluación identifica la información específica requerida para proporcionar evidencia de cambio. Es una buena práctica incluir a todos los socios y otros actores al desarrollar el marco y, cuando sea posible, realizar un seguimiento conjunto.
Los resultados de la evaluación deben compartirse en un formato apropiado con todas las partes interesadas clave para que los hallazgos puedan tratarse y aplicarse, p. ej., a través de talleres, informes, presentaciones y reuniones comunitarias.
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