Las comunidades afectadas tienen derecho a participar en las decisiones que las afectan. Además, la participación significativa de las personas en el diseño y el manejo de las instalaciones y servicios de WASH puede dar lugar a programas más efectivos, garantizar que las instalaciones sean accesibles, satisfacer diferentes necesidades y ayudar a crear una sensación de propiedad y responsabilidad. Las modificaciones en el diseño y el “embellecimiento” (hacer mejoras visuales en un entorno, T.4), como brindar espejos, ganchos o decoración, también pueden ayudar a que las instalaciones sean agradables y más atractivas para su uso y aumentar el orgullo que las personas sienten respecto de ellas. Una eliminación efectiva de los residuos sólidos P.5 también contribuye con un entorno más agradable visualmente. Garantizar que las instalaciones se sientan seguras y privadas para todos también es fundamental para generar una sensación de propiedad y responsabilidad. Las comunidades afectadas y las autoridades locales no asumirán automáticamente la responsabilidad del mantenimiento de los sistemas de WASH; con frecuencia asumen que es responsabilidad del proveedor. Incluso en una emergencia, es entonces esencial que los proveedores aborden la cuestión de cómo se manejarán las instalaciones de WASH después de su partida o en el más largo plazo. Esta planificación es una actividad en equipo que involucra a los promotores de higiene e ingenieros de WASH. Sin embargo, con frecuencia recaerá en el equipo de promoción de la higiene realizar debates con las comunidades sobre el mantenimiento y cuidado de las instalaciones y cómo y quién lo realizará. El cuidado puede incluir la limpieza de inodoros y áreas de baños comunales y la reposición de agua y jabón en las instalaciones para el lavado de manos. Con el tiempo, se requerirán diversos niveles de reparaciones en los baños y puntos de agua. Ciertos daños pueden prevenirse asegurándose de que las instalaciones se usen de manera correcta y los niños pequeños no jueguen sobre ellas. En algunas situaciones, puede ser apropiado y viable pagarles a cuidadores (p. ej., en baños públicos que comparten muchas personas, durante epidemias para reducir los riesgos de contaminación o donde se requiera el racionamiento de agua), pero incentivar a los miembros de la comunidad a que también asuman responsabilidad por el cuidado y el monitoreo de las instalaciones sigue siendo importante. Es una creencia muy común que las comunidades pueden manejar de manera autónoma sus suministros de agua, pero no siempre se da en la práctica. El apoyo externo de autoridades locales y otros suele ser necesario para un manejo eficaz y sostenible, en especial en el contexto de una emergencia o en el caso de sistemas más complejos. La comunidad afectada por un desastre puede estar conformada por hombres y mujeres de diferentes orígenes y con diferentes niveles de educación y acceso a recursos. Puede haber divisiones sociales relacionadas con el género, discapacidades, orígenes socioeconómicos y religión. Estas diferencias pueden socavar o evitar una sensación de propiedad compartida. En situaciones de emergencia, la organización social puede verse aún más alterada cuando las personas fueron desplazadas de sus hogares. Generar una sensación de propiedad y responsabilidad puede ser entonces difícil, y las instalaciones sanitarias en los hogares se vuelven la única solución viable a más largo plazo. El liderazgo puede ser fuerte en algunas comunidades y débil en otras. Las personas pueden estar tan traumatizadas que no quieren participar o interactuar para nada con las organizaciones de ayuda. Esta diversidad y falta de homogeneidad puede hacer que el manejo de la comunidad sea más difícil. Además, cada emergencia es diferente. Como resultado, no se puede aplicar un modelo estándar para la operación y mantenimiento (O&M). El manejo de la comunidad no siempre puede ser la solución. El fortalecimiento de la capacidad y el apoyo para la O&M casi seguro se requerirán e, idealmente, deberían mantenerse después de la finalización del proyecto. Los cursos de capacitación comunitaria breves sobre mantenimiento son insuficientes. Es poco realista simplemente traspasar las instalaciones a una comunidad cuando no está preparada para afrontar los desafíos de O&M por sí sola.
Promover los enlaces entre el proyecto y los sectores relevantes del gobierno e involucrar a cualquier organización establecida que pueda contribuir con la sustentabilidad, como autoridades del agua, departamentos de salud, departamentos de bienestar, organizaciones no gubernamentales locales, grupos religiosos o el sector privado. Si la situación lo permite, iniciar (o apoyar y facilitar) reuniones entre representantes del gobierno local y nacional para debatir políticas y estrategias. Hacer una provisión para esto en los presupuestos.
Entender las preferencias en el diseño de los baños comunitarios y hablar con la mayor cantidad de personas posible, incluso en una emergencia aguda. Solicitar opiniones sobre diseños y asegurarse de que se introduzcan las modificaciones y se cambien los diseños según sea necesario F.7 y F.15. Las Auditorías de seguridad y accesibilidad T.1 son herramientas útiles para apoyar esto.
Identificar mecanismos y estructuras de O&M existentes (en lugar de establecer automáticamente nuevos comités de WASH) y trabajar con ellos donde sea posible y apropiado. Un grupo de planificación puede ser más adecuado que un comité en una situación de corto plazo y puede fomentar una sensación de propiedad sobre la que los programas gubernamentales pueden construir posteriormente.
Permitirles a los hombres, mujeres, niñas y niños identificar cómo se mantendrán las instalaciones si surgen problemas. Se pueden usar imágenes para facilitar la discusión sobre el alcance de las opciones de O&M.
Considerar hacer contratos y acuerdos formales con la comunidad en contextos en los que las estructuras comunitarias (como comités) son apropiadas. Hacer los contratos una vez que las discusiones estén finalizadas y que se hayan definido claramente los roles y las responsabilidades. Garantizar que las estructuras comunitarias existentes o nuevas (como comités y grupos de administración) sean inclusivas de todos los grupos de la comunidad: hombres y mujeres, personas con discapacidades, personas de edad avanzada y jóvenes.
Seleccionar sesiones de capacitación relevantes y adaptarlas, en lugar de brindar una capacitación uniforme. Asegurarse de que las personas (hombres, mujeres y niños) entiendan los problemas y las implicaciones prácticas del mantenimiento y ayudarlas a que hagan sus propios planes. Incorporar a la comunidad más general en el proceso mediante reuniones comunitarias estructuradas.
Comenzar la capacitación lo antes posible en el programa: no dejarla para lo último. Asignar recursos en el inicio y dar la oportunidad para una capacitación de repaso antes de la finalización del programa.
Identificar formas de aumentar la sensación de propiedad. Las investigaciones recientes han demostrado que, si las comunidades agregan sus nombres o el nombre de la comunidad a las instalaciones, su sensación de propiedad aumenta. Las ceremonias de inauguración formales también pueden ayudar, así como también evitar ponerles el nombre de un organismo o donante. Las contribuciones de dinero o trabajo definidas por la comunidad (aunque no siempre son apropiadas en un contexto de emergencia) también pueden ser estrategias útiles.
Evaluar si hay una necesidad de pagar incentivos a cuidadores o a tercerizar el mantenimiento y la limpieza con compañías especializadas. Esto puede ser necesario, en especial cuando las instalaciones sanitarias se comparten entre grandes cantidades de personas y necesitan una limpieza regular para que sigan siendo utilizables. Asignar instalaciones a una cantidad menor de familias puede ayudar a evitar esto, pero será necesario discutirlo y acordarlo con las comunidades.
Evaluar la voluntad y la capacidad de las partes interesadas de mantener baños en lugares públicos (mercados, centros comunitarios, comedores, estaciones de paso, etc.). Dichos entornos suelen requerir un asistente remunerado pero, en algunas situaciones, un grupo bien motivado de la comunidad puede estar preparado para encargarse de ellos. Los comerciantes pueden estar preparados para aportar una pequeña cantidad para financiar a un cuidador para las letrinas en mercados. Los comités o asociaciones pueden ser estructuras útiles para discutir dichas cuestiones.
Establecer tarifas o mecanismos de recuperación de costos, si es necesario, mediante la discusión con representantes clave de la comunidad (p. ej., líderes de la comunidad, mujeres y grupos vulnerables). La recuperación de costos se debe discutir lo antes posible y basarse en la capacidad y voluntad de las personas de pagar y en colaboración con los que pueden apoyar iniciativas generadoras de ingresos (como asociaciones de préstamos y ahorros del pueblo) o programas de transferencias monetarias P.8.
Garantizar que haya Monitoreo M.2 y Mecanismos de opinión T.13 establecidos lo antes posible y que alcancen a todas las secciones de la comunidad, lo que incluye personas con discapacidades. Las opiniones ayudarán a identificar problemas como aceptabilidad, privacidad, seguridad y el funcionamiento del comité/grupos de usuarios.
Involucrar al departamento del agua o su equivalente en el monitoreo; su participación es particularmente importante. Los grupos y miembros de la comunidad también deberían ser incentivados a monitorear problemas como medio de concientización sobre la sustentabilidad. Se podrían simular problemas y averías para evaluar si las personas saben qué hacer M.2.
Garantizar que los usuarios participen en el diseño y ubicación de instalaciones de WASH y asuman responsabilidad por su uso y mantenimiento.
Aunque se puede requerir la construcción urgente de instalaciones de WASH de emergencia (P.2, P.3 y P.4), la velocidad y la cobertura no son excusas aceptables para omitir la interacción con los usuarios: siempre es posible hablar con al menos algunos miembros de la comunidad y es importante seguir abiertos a modificar diseños a medida que pasa el tiempo.
Discutir e identificar estrategias para el manejo de las instalaciones con los usuarios lo antes posible.
Incorporar modificaciones en el diseño que hagan que sea más fácil y placentero usar las instalaciones, cuando sea posible.
Las autoridades u organismos no deberían usar la falta de propiedad de la comunidad como excusa para el mal funcionamiento de las instalaciones. El uso y el mantenimiento pueden promoverse mediante apoyo y participación comunitaria sostenidos.
El manejo de la comunidad no siempre puede ser una solución efectiva. Los proveedores deberían ser realistas respecto de qué nivel de mantenimiento (especialmente para sistemas más complejos) es viable, en particular después de tan solo sesiones de capacitación breves.
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