La OMS define un “entorno” como “el lugar o contexto social en el que las personas participan en actividades diarias en las que hay factores ambientales, organizacionales y personales que afectan la salud y el bienestar. Un entorno es también donde las personas usan activamente y le dan forma al medioambiente y, por lo tanto, generan o resuelven problemas relacionados con la salud”.

Un enfoque basado en los entornos reconoce el potencial de los lugares en los que las personas se reúnen y busca entender y aprovechar las normas sociales y jerarquías asociadas con ser parte de ese entorno grupal B.6.

El enfoque más frecuente para la promoción de la higiene (HP) en emergencias involucra capacitar a redes de trabajadores comunitarios para que visiten a las personas en sus hogares o escuelas. Pero hay diversos entornos comunitarios que ofrecen riesgos y oportunidades de WASH para interactuar con la comunidad y motivarlas a mejorar la higiene. Los mercados de comida y otros bienes suelen surgir para satisfacer las necesidades de refugiados o personas desplazadas, pero tal vez no estén regulados o no tengan instalaciones de WASH públicas como baños y estaciones para el lavado de manos. Los comedores o cocinas comunitarias y los puntos de distribución de comida también pueden ser lugar en los que se puede mejorar la provisión de higiene. Los hospitales, clínicas, hogares para ancianos y guarderías pueden tener algunas instalaciones de WASH pero faltarles regímenes de limpieza o suministros adecuados de consumibles como jabón. Se debería llevar a cabo una evaluación de WASH en todos estos lugares. Los entornos también brindan oportunidades para discutir la higiene y brindar información a diferentes grupos de personas. Los salones de belleza y barberías también han sido usados con eficacia como lugares para la promoción de la higiene y la salud en diversos países. Los grupos de mujeres, grupos de autoayuda, organizaciones de personas con discapacidades, grupos de personas de edad avanzada o grupos de jóvenes pueden haber existido antes de la emergencia y reunirse o iniciarse fácilmente. Los clubes también pueden iniciarse o reiniciarse para deportes u otros pasatiempos y usarse como puntos de entrada para la promoción de la higiene y la salud. Los entornos religiosos, como iglesias, templos o mezquitas, también son lugares de reunión importantes en una comunidad; la higiene puede promoverse a diferentes grupos trabajando con los líderes religiosos.

El fortalecimiento de los grupos y organizaciones de la comunidad mediante una finalidad común puede unir la capacidad de las diversas comunidades que se encuentran en algunas emergencias y motivar a las personas a trabajar juntas para mejorar la higiene.

Proceso y buenas prácticas

• Determinar cómo está organizado un entorno particular, el liderazgo, la jerarquía, el comportamiento y las normas sociales B.6 que se esperan de los diferentes miembros, y cómo ha influido la emergencia en ellos. Identificar qué hace que un determinado entorno social difiera de otros mediante preguntas y discusiones con los miembros.

• Identificar las necesidades y problemas de higiene específicos en ese entorno y qué piensan los miembros que se puede hacer respecto de ellos. ¿Cómo entienden los miembros las influencias sobre la higiene y la salud y qué tan relevantes son para ellos?

• Determinar quién es influyente en este entorno y quién marca la agenda. Trabajar a través de ellos inicialmente pero encontrar formas de permitir que los menos influyentes participen.

• Entender cómo los diferentes entornos pueden influir e interactuar entre ellos; por ejemplo, relaciones entre grupos de jóvenes y escuelas o instituciones religiosas y cocinas comunitarias.

• Saber que cada promotor de higiene aportará cualidades específicas a cada entorno; pueden causar fricción o desarrollar afinidades según sus competencias, capacidades, orígenes e idioma. Por ejemplo, a algunas mujeres de mayor edad puede resultarle difícil hablar con mujeres adolescentes, y una mujer podría no ser aceptada en una barbería para hombres. Considerar reasignar al personal a diferentes entornos si corresponde.

• Explorar cómo el entorno en sí puede promover la higiene de manera más amplia e incentivar a los miembros a adoptar conductas de higiene específicas. Por ejemplo, el entorno podría incentivar el lavado de manos pero también apoyar acciones grupales colaborativa para influir en otros o desarrollar políticas, reglamentaciones, sistemas e instalaciones.

• Darle al grupo un rol clave en la toma de decisiones sobre estrategias, planes y actividades. En cualquier entorno, se pueden aplicar diferentes niveles de interacción, pero la forma más segura de lograr un progreso es ser lo más participativos posible.

• Definir indicadores de éxito del grupo y explorar con ellos cómo se medirán.